domingo, 17 de junio de 2007

Respetando al no creyente. (Eunide Frawley)



Tener un blog significa vivir una experiencia muy enriquecedora , no solo porque
hacerlo ameno y aportar diferentes puntos de vista es algo que llena mucho en
lo personal si no porque te llegan mensajes de personas con diferente forma de
pensamiento de diferentes culturas y lugares del mundo con mensajes tan curiosos
como un insulto o una risa hasta cartas muy elaboradas y ricas en su contexto....
de todo se aprende..porque quién te dice que el/la que se molesta en decirte que eres
un tal o cual por no pensar como ell@s no le quedó la duda en su pensamiento por lo
que leyó y eso ya es mucho....En fín todo esto viene a cuento porque recibí este mail
tan interesante de la experiencia personal de Eunide Frawley sobre su vivencia personal
en lo referente a las creencias y el colegio donde asiste su hija ....
Gracias Eunide por profundizar en el pensamiento porque eso enriquece como ser humano
a tu hija , a la profesora y al colegio a los que diste para pensar sobre su comportamiento y a
nosotr@s que te leemos.....(Tere Marin)

Carta explicativa de Eunide Frawley y consiguiente texto.-


Hola!
Le envío una carta que enviaré a la profesora de mi hijo al finalizar el curso, por un desacuerdo que he tenido con ella a lo largo de los tres años que dura la Educación Infantil.
No sé si es muy largo o si será interesante para el foro. La verdad es que, aunque es un caso particular creo que es algo que "sufrimos" a diario los "no creyentes".
Nunca pensé que me iba a aguantar con una situación como la que he vivido, pero cuando eres madre y ya no está en juego solo tu orgullo, acabas por aceptar determinadas situaciones por no perjudicar más a tu hijo.
No sé si he hecho lo correcto al no enfrentarme más durante estos tres años, pero de alguna manera tenía que decirle a la profesora que no me parecía bien su actitud sin que mi hijo fuera consciente de una guerra entre ella y yo, que no creo que beneficiase a su educación. Es por eso que he decidido enviarle esta carta.
Después de ver las reacciones de los creyentes en el foro, espero que sirva de reflexión para más gente.
Atentamente,
Eunide

CARTA A LA PROFE DE MI HIJO

A la profesora de mi hijo durante su etapa deEducación Infantil (3 a 6 años):

No sé muy bien cómo decir todo lo que pienso sin que usted se sienta “atacada”(porque desde luego no es mi intención). Durante estos tres años he intentado hablar con usted acerca de la forma de educar a mi hijo y aunque sus palabras decían respetar mi forma de pensar, sus actos, no lo corroboraban.

Con lo que le voy a decir a continuación solo pretendo que reflexione un poco acerca de su visión de lo que es “correcto”.

Ante todo quiero señalar que, en general, me siento feliz por la suerte que ha tenido mi hijo al tocarle una profesora que, indudablemente, se ha preocupado por su desarrollo académico y por el personal aunque, con respecto a este último, me gustaría plantearle algunas cuestiones.

Como ya sabe, yo no creo en la existencia de ningún ser superior que nos haya creado. No es una moda, ni una cabezonada, es sencillamente un sentimiento, una idea que me convence por encima de cualquier otra aplicando la lógica y la ciencia.

Obviamente,si yo no creo en ningún dios, me parece que lo único que puedo hacer es educar a mi hijo en una visión del mundo en la que no adore a algo que, bajo mi puntode vista, no existe (en realidad creo que no debería “adorar” nada ni a nadie,creo que eso acaba haciéndote perder la objetividad y la capacidad de crítica).

Como también conoce, mi hijo se quedó huérfano de padre cuando tenía solo 1 año ymedio. Hasta entrar en el colegio, él sabía que su padre estaba muerto y que,por ello, no iba a verlo más; lo comprendía perfectamente, sabía que ningún ser vivo dura eternamente y lo aceptaba sin ningún problema.

Desde que está en su clase el niño no deja de repetir que su padre lo está viendo desde el cielo; ¿qué ha ganado mi hijo con esta creencia, aparte de un desasosiego tremendo por no saber cómo puede, de alguna manera, comunicarse con él? ¿le aporta algo?

Yo nunca le he hablado de religión, ni para bien ni para mal (tampoco creo que a él le despertase ningún interés a esta edad; aún no es tiempo de plantearse preguntas existencialistas). Sin embargo, desde que va al colegio no deja de preguntarme porqué no creo en dios si la “seño” dice que dios existe; ¿Qué necesidad tiene mi hijo de emprender esta cruzada para convencerme de algo que él aún no alcanza a entender?

Yo no puedo explicarle todo porque él aún no está preparado para comprenderlo y tampoco quiero adoctrinarlo (como ha hecho usted). Por otra parte, no me parece bien desautorizar a su profesora, pero tampoco voy a decirle algo que va encontra de lo que creo porque le estaría mintiendo y no considero que eso sea bueno entre padres e hijos. ¿Cree que su actuación beneficia en algo la confianza que mi hijo ha depositado en mí?

No sé si recuerda la mañana que hablé con usted porque mi hijo había llorado porque era el único niño que no llevaba libro de religión a una clase en la que él no debía estar puesto que yo había firmado un documento expresando mi deseo de que no se le impartiera esta materia. Ese día trataron de convencerme de que mi hijo no daba religión, de que nadie le había presionado y que, simplemente,aquella reacción sería debida a que había visto el libro de algún compañero y,como le había gustado, lloraba porque lo quería.

Despuésde hablar un rato reconocieron que efectivamente iba a clase de religión (junto con otros niños que tampoco debían ir) “por no dejarlos en el pasillo y que se sintieran diferentes”. Me llamó poderosamente la atención uno de los comentarios que hizo una profesora de religión: “Pero, ¿qué crees que le enseñamos en religión? Valores como la amistad, la justicia,…”

¿Y qué os hace pensar que porque yo no sea creyente no tengo valores? Que yo sepa, una de las cosas que a usted le ha encantado desde el principio de mi hijo es que es un niño muy considerado con los demás… sin quitarle ningún mérito a él ¿cree que eso no se lo ha inculcado/potenciado nadie?

Lo único que le he pretendido enseñar a mi hijo como ley máxima que tiene que respetar para caminar por la vida es:“No actúes con los demás como no te gustaría que actuasen contigo”. Si no recuerdo mal algo parecido se puede leer en los evangelios: Como queréis que os traten los hombres, tratadlos vosotros a ellos (Lc 6,31)


¿A usted le hubiese gustado que si yo hubiese sido la profesora de su hijo le hubiese convencido de que dios no existe y que, por tanto, su madre está totalmente equivocada?

Este es uno de los motivos por los que no me gustan las religiones en general. El tener fe ciega en algo, acaba muchas veces por hacer creer a las personas que están en posesión de la única verdad y se convierten en una especie de justicieros-salvadores que terminan por actuar justo como proclamaban que no se debía hacer los que iniciaron esta corriente de pensamiento y acaban siendo “soldados”de encarnizadas luchas de poder que hemos observado y seguimos observando a lo largo de la historia.

No soy creyente, pero respeto profundamente a los que lo son; solo pido el mismo trato.

Posiblemente,cuando lea esto, no se pare ni siquiera a intentar hacer una reflexión crítica sobre su forma de actuar, sin embargo, yo creo que puedo demostrarle que estoy amparada por la ley e, incluso, por las normas de su propia religión.

Lasleyes de nuestro país dicen:

- Toda persona tiene derecho a profesar las creencias religiosas que libremente elija o no profesar ninguna.

- Elegir para sí, y para los menores no emancipados e incapacitados, bajo su dependencia, dentro y fuera del ámbito escolar, la educación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones.

Su religióndice:

- No se puede agradar a Dios sin respetar a los hombres, sobre todo a los más débiles (en esto creo que podríamos incluir a los niños)

Por desgracia, creo que sigue sucediendo lo mismo que cuando el cristianismo daba sus primeros pasos:

“A pesar de esas enseñanzas, los judíos tenían mucha dificultad en incluir a los paganos en la categoría de prójimo, cuya compañía rechazaban.

Tal vez esa sea la razón de que los evangelios insistan tanto en el perdón, en no mirar las faltas de los otros y en no juzgarni condenar al prójimo.

Podríamos decir que por un lado iba el pensamiento teológico, que fue un buen caldo de cultivo para que pudiesen enraizar ahí las enseñanzas de Jesucristo, pero por otro iba la vida ordinaria de la gente, que nunca llegó a aceptar que ese mandamiento de amor al prójimo le obligase a amar a los enemigos acérrimos de Israel y a los no creyentes”.

“Los creyentes amaran a Dios y al hombre en Jesús y ese amor se hará ya indisoluble. Ya será imposible amar a Dios dejando a un lado a los semejantes.El amor unidireccional en sentido vertical hacia la divinidad será un amor falseado, porque la divinidad se ha encarnado en la humanidad y es en ella donde Dios quiere ser amado.Amando al prójimo el creyente cristiano ama a Dios y sin esa mediación el amor es mentiroso”

Jesús bebió de las fuentes teológicas y de la tradición de su pueblo y recogió de ellas lo mejor que tenían y su regla de oro: Como queréis que os traten los hombres, tratadlos vosotros a ellos (Lc6,31)

Sinceramente,creo que yo (y muchos de los que no creemos) respetamos más esa máxima que muchos creyentes. Sin embargo, yo tengo que encajar que me llamen intolerante y radical por no ser creyente y por actuar consecuentemente con mi hijo. Y tengo que “poner la otra mejilla” cuando no respetan mi forma de pensar ni de educar a mi hijo por no crearle más conflictos que los estrictamente necesarios.

Ojalá consiga con estas líneas ponerse en mi lugar por unos instantes y comprender lo que le digo.

Creoque el mundo iría mucho mejor si nos dedicásemos más a vivir cada día preocupándonos por cosas más “terrenales” como aceptar que no todos pensamos igual y que lo único importante es no perjudicar ni herir a tu vecino/prójimo/amigo/hermano…

No creo que ningún dios del universo pueda reprobar que alguien actúe bien simplemente porque cree en el hombre y no en un ser celestial.

Un saludo

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