Julián nunca había podido ganarle en nada a Marcelo. Ni a las bolitas, ni a las figuritas, ni a la casita robada, al chinchón, al truco o al poker; tampoco en la escuela ni con las minas. Un día, Marcelo estaba cavando un pozo hondo para el agua. Julián se acercó y sin decir palabra sacó del bolsillo un paquete de tristeza y empezó a derramarlo en el piso. Cuando terminó sonrió con orgullo por primera vez.
En Mendoza grupos católicos intimidaron a los médicos que realizaron un aborto y a los jueces que los autorizaron; también amenazaron con poner una bomba en el hospital. Dicen que lo hicieron para proteger la vida.
Autor Malambo , en BLOXITO.
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