viernes, 29 de junio de 2007

Un experimento sociólogico.



post: El blog de Seikilos

Hace unos días atrás salió en el Washington Post un experimento: uno de los violinistas más famosos de Estados Unidos, Joshua Bell, se puso a tocar en la estación de un subterráneo de Washington. La idea era saber si la gente iba a reconocer su genio y juntarse una multitud alrededor de él a escucharlo: si el hombre realmente es bueno en lo que hace, su don debería ser identificado naturalmente. La triste verdad es que Bell pasó inadvertido para las masas, pese a haber elegido un repertorio notablemente popular. El violinista, acostumbrado a ser aplaudido de pie en los grandes auditorios, sintió una gran confusión ante la indiferencia general; en poco tiempo, comenzó a agradecer cuando alguien le dejaba un billete en vez de una moneda. Al principio se plantea la pregunta: si nadie aplaude al artista, ¿el artista es realmente bueno? Luego se teoriza sobre la idea de que el arte necesita un contexto (en el Teatro Colón, digamos, todos saben de antemano que es grande, aquí en el subte tiene que ser necesariamente nadie); luego la conclusión obvia es que la gente simplemente ignora lo que hay alrededor porque está demasiado apurada corriendo de aquí para allá para prestar atención a un violinista callejero. Algunos de los transeúntes escuchaban a Bell en sus casas o incluso en auditorios, pero en el trajín fueron incapaces de reconocerlo. Decidieron que la música era encantadora, pero que había muchos kilómetros todavía por recorrer antes de dormir.
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