-La otra poesía.clic Pero creo que es mejor que leais el Prólogo donde Marisa Wagner describe de manera maestra al autor y su personalidad literaria.Más abajo os he copiado algún poema de este recopilatorio , aunque os confieso que me ha sido muy dificil elegir porque todos son dignos de disfrutarlos .
Prólogo
Escribir estas palabras inaugurales a la poesía de Guillermo Silva es un honor, pero entes que nada un gesto de amor. Amo a Guillermo y amo profundamente su poesía. No existe aquí la posibilidad de neutralidad alguna. Tampoco de sesudo análisis ni mucho menos de critica literaria. Tan solo una invitación a sumergirse en el universo de – a mi juicio- uno de los mas exquisitos poetas de este tiempo.
Delicado orfebre, mago esperando que las sustancias cristalicen en el fondo de sus alambiques, trabajador incansable puliendo las palabras, el Cuervo logra ser un humilde cantor de los sentires de su gente.
Guillermo puede conjugar verbos como lo hacían los juglares, puede con precisión de artesano construir líneas puras y enrevesadas texturas, puede con sus innumerables recursos servir a la mesa de nuestros corazones hambrientos un pan recién horneado; puede incitarnos a todas la rebeliones y ternuras, alojarnos en los camastros inmundos de las guerras y las muertes sin gloria, puede abrir a cuchillo una flor y repartir sus pétalos entre los chicos que viven en la calle, las prostitutas niñas y los hombres que revuelven la basura.
Puede escribir El poema equivocado, y de Beethoven a Ringo Bonavena y a un señor tocando el chelo en Sarajevo, puede pedir una carta desde Guantánamo y mostrarnos, como en una película blanco y negro, a un hombre con su hijito en hombros cayendo en
Puede Guillermo Silva estremecernos y acariciarnos, ensordecernos con la estridencia de alguna de sus músicas, puede reírse de si mismo y de nosotros. Pero por sobre todo puede sentarnos a un festín donde es seguro nadie saldrá con hambre, pero tampoco indemne. Habremos sido lastimados y curados por este poeta irreverente, tierno y – al gusto de mi alma -, sencillamente maravilloso.
madre noche padre sífilis
cuida de la princesa de las chapas,
tan inocente, tan creyente en la vida
que hace dos años piensa que dos meses y larga
hay que verla lavar el top violeta
para tener derecho de hablar de la ternura
hay que verla hacer chapuzas con el rimmel
para entender la historia de mi pueblo
hechicero de azul bruja justicia
quítate de la princesa de las chapas
tan respetuosa tan que espera un romance
que usa desodorante como santo remedio
ahí donde la herida no la salva ni cristo
mariana se enseña a besar en el espejo
para sacarle un mango extra a sus clientes
le cuenta a ceferíno a qué le tiene miedo
para que se esté alerta si es de día y no vuelve
mariana,
te hubiese gustado llamarte magdalena
“ya la calle se llena de sol…”-cantaba piero
pero a vos no te tocó saberlo:
la madre noche el padre catre iban primero,
-cuando duelen los riñones no es buen tiempo
para canción
aun conserva el cuaderno de séptimo
porque dice que un día terminará la escuela,
cada seis madrugadas mira los ejercicios
composición tema “ Mi vida “ y se parte de sueño
porque leyó tres posters que cuelgan del burdel
piensa en el crío que le raspó una vieja
cuando le pone el pecho a un peón sin afeitar
en palizas no piensa, porque eso no se piensa
se zurce la bombacha se plancha el top violeta
…si piensa en las palizas le vuelven a doler
madre del taco roto padre de olor a látex
líbranos de la palabra fácil de creernos un dios
por el camino negro donde los camioneros
esta sangre es mi sangre este cuerpo es mi cuerpo
benditos…y sean buenos los que coman de mi.
mi vieja, yo y el Miguelito.
A veces viene el Poncho Gris.
En las bolsas suele haber de todo
hay que tajear y revolver si tenés tiempo,
y si no hay tiempo, al carro con la bolsa sin abrir.
Al principio me daba vergüenza
-los que pasan te miran para que sientas vergüenza-.
Después te vas haciendo busca
y que se vayan a la concha de su madre.
Los del camión son unos señoritos:
cinturón fluorescente, compactadora.
Se creen los dueños de la calle porque trabajan para dios.
Nosotros adelante, sacándoles ventaja,
mi vieja, yo y el Miguelito.
También el Poncho Gris algunas noches
tranqueando bajo el carro sin ladrar
-no se mete con nadie el Poncho Gris.
Y esa madrugada alguien tira unos libros de pintores,
todo en francés… pero lleno de cuadros.
Se los llevé a la maestra para que me dijera
y ella de acá para allá, que esto que lo otro.
Y a la semana una bolsa de pomos y pinceles.
Maldita sea la hora, me volví medio loco copiando cada pagina,
y el Miguelito y la vieja” te salen que es un calco”
los pájaros volando sobre el campo sembrado
el de la oreja, que no se como se escribe,
las indias en pelotas con los ramos de flores
Matis…Matisse, ¿Existiran esos lugares?
seguramente alguna vez han existido
antes de la ciudad , que es negro y blanco.
Antes de la villa, que es color de las ratas.
Cuando pude pintarlos igualito, no se que me pasó.
Ibamos el Miguel, la vieja y yo
-sin el poncho que se murió de algo podrido-,
íbamos bién de levante con las bolsas
y me dió por llorar.
Llorar llorar como si me pasase algo,
y a mi, ¡por esta! no me pasaba nada.
Pero me vino un odio contra la maestra
y el loco de los rojos y amarillos
y esa Tahiti, esas islas que son de puro cuento…
¡Gris de basura, gris de Poncho!
¡ luna de zanjas verdes que te dan asco!
Tiré todo a la mierda.
Ahora dibujo nada mas que los camiones:
¡Plif!...revientan la mugre, la compactan,
¡Plif y grun grun! Y arrancan y de vuelta.
Ellos vienen atrás, nosotros adelante,
comiéndonos la cena que le roban a las ratas.
Ellos fosforescentes para que dios los salve,
nosotros del color que dios te ayude.
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