-Los ataques sexuales ante la Justicia: hay castigo sólo en el 3 por ciento de los casos denunciados.
-Para los especialistas se debe a la poca valoración de los peritajes psicológicos y de los testimonios de los niños víctimas.
(Agencia CyTA-Instituto Leloir).- "En nuestro país se esclarecen alrededor de tres de cada cien casos denunciados de abuso sexual de menores. Es el delito menos sancionado de todos los que integran el Código Penal. Si se tiene en cuenta que como máximo se denuncia el 10 por ciento de los abusos sexuales infantiles que se cometen, tenemos un total de 3 casos con condena cada 1000." El dato contundente lo aporta el juez Carlos Rozanski, presidente del Tribunal Federal Oral N° 1 de La Plata y autor del libro Abuso sexual infantil: denunciar o silenciar .
"El silencio que el abusador impone a la niña o al niño mediante amenazas es reforzado por la actitud de la sociedad, que mira para otro lado", señala Enrique Stola, médico especialista en psiquiatría y psicología. Y agrega que la mayoría de los casos de abuso sexual infantil ocurren a manos de quienes se supone que deberían brindar protección a los niños. "Se dan en el seno familiar, en escuelas y en iglesias, entre otras instituciones respetables de la sociedad", afirma.
De acuerdo con una definición del Programa de Asistencia al Maltrato Infantil del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, el abuso sexual infantil remite a "involucrar a un niño o adolescente en actividades sexuales que no llega a comprender totalmente, ya que por su condición de tal carece del desarrollo madurativo, emocional y cognitivo para dar su consentimiento acerca de los actos en cuestión",
"La coerción y la asimetría de poder entre el adulto y el niño son factores determinantes en estos casos", dice el abogado Juan Pablo Gallego, autor del libro Niñez maltratada y violencia de género , y titular de la cátedra de Protección Integral de Derechos del Niño en la Legislación y Jurisprudencia, en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.
En los Estados Unidos apenas el 5 por ciento de los casos que llegan a la Justicia presenta evidencias médicas que apoyen el testimonio de los pequeños.
No obstante, la doctora Lucy Berliner, directora del Centro Harborview sobre Abuso Sexual y Estrés Traumático, en Seattle, señala que eso no es un obstáculo para el esclarecimiento de muchos casos. Ello es posible porque "cada vez hay más jueces y jurados conscientes y educados sobre las características del abuso sexual infantil, lo que contribuye a que los fiscales tengan la voluntad de ir más allá y tratar los casos con rigor, aun cuando la principal evidencia sea el relato de la víctima".
Por su parte, Rozanzki opina que en la Argentina "la calidad científica de las intervenciones psiquiátricas y psicológicas, entre otras pruebas, excluyen las anacrónicas exigencias de evidencias físicas para probar el abuso. Sin embargo -advierte-, es necesario que los operadores de la Justicia tomen conciencia al respecto".
Alicia Ganduglia, psicóloga especialista en niños y supervisora de la línea "Te ayudo", de la Dirección General de la Mujer del gobierno porteño, explica que "a la escasa capacitación de los operadores judiciales en abuso infantil suele agregarse la poca confianza depositada en el niño como testigo confiable y la falta de adecuación del proceso judicial a las características evolutivas del niño".
Valores patriarcalesEl juez Rozanski opina que la razón más importante por la cual no se resuelven en la Justicia la mayoría de los casos de abuso sexual infantil "no es la ignorancia de los instrumentos legales disponibles, sino la voluntad de descartarlos, y eso tiene una raíz ideológica y de discriminación hacia las víctimas de abusos, en su mayor parte mujeres y niños".
En esa misma línea, Stola considera que en el Poder Judicial argentino "circula una moral perversa (ideología patriarcal y machista) basada en un fundamentalismo judeo-cristiano cuya premisa establece que el padre siempre es necesario, no importa lo que haya hecho o esté haciendo a sus hijos".
Según el psiquiatra, un caso emblemático fue el de un juez civil cuyo fallo, del 28 de julio de 1999, prolongó una perversidad moral. La sentencia decía: "En sede penal no se ha comprobado el hecho denunciado, y aun de haber existido, estimo que actualmente debe procurarse la revinculación entre hijas y padre".
Al decir de los especialistas, cuando las niñas y los niños que fueron objeto de abusado sexual entran en los tribunales de justicia creen que van a encontrar protección, pero la mayoría de las veces lo que descubren es otra realidad.
"El chiquito se cansa de contar, siente que no le creen, en definitiva, vuelve a ser revictimizado", señala Stola y agrega: "Ese contexto es aprovechado por los abusadores para llevar adelante estrategias legales agresivas que tienen como fin desacreditar a los niños o a los denunciantes".
Algunos abogados recomiendan a sus clientes negociar con el abusador con el argumento de que el proceso legal va a ser muy desgastante. Para Juan Pablo Gallego, "negociar con el imputado a sabiendas de su culpabilidad, significa promover su impunidad. Desde cualquier punto de vista es inaceptable, entre otras cosas, porque forma parte del proceso de recuperación psicológica del pequeño que éste se encuentre con la verdad. Además, la Justicia debe impedir que el menor vuelva a ser víctima de abuso sexual".
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