martes, 27 de octubre de 2009

Los soldaditos de MACRI

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Una de los obsesiones del jefe de Gobierno,Macri, es mantener las plazas y parques libres de pobres o indigentes, y para liberarse de ellos se creó un grupo de barrabravas denominado UCEP (Unidad de Control del Espacio Público). Los ecos del ex intendentes de la Dictadura Osvaldo Cacciatore en la iniciativa macrista.


Hoy vamos a hablar de Macri. Sí, otra vez sopa. Pero, desde este espacio de pensamiento y reflexión que hemos dado en llamar Política Urbana, no debemos ni podemos dejar pasar por alto situaciones que normalmente no tienen el tratamiento mediático que suelen otorgarle a cualquier acción del gobierno nacional -- y que esto no se entienda como una defensa de cualquier situación que merezca una investigación periodística-.

Simplemente, no vamos a dejar de insistir hasta que a nadie le queden dudas acerca de la verdadera matriz ideológica del Jefe de Gobierno. Por ejemplo, una de los obsesiones es mantener las plazas y parques libres de ciudadanos libres de toda sospecha de ser pobres o indigentes, y para liberarse de ellos- nunca para asistirlos, que quede claro- se utilizan métodos cuasi mafiosos que revelan la ideología violenta, clasista (obviamente no hablamos de marxismo sino de macrismo) y discriminatoria, que nos hacen acordar al intendente estrella de la dictadura militar, Cacciatore, que desde joven había demostrado uno de sus dotes más salientes. No olvidemos que fue uno de los “valientes” que piloteó uno de los aviones de la Fuerza Aérea Argentina que participaron del Bombardeo de la Plaza de Mayo, el 16 de junio de 1955, causando más de 300 muertes de mujeres, hombres y niños indefensos.

Este Cacciatore es el mismo de quien Macri dijo ser ferviente admirador y por lo visto una fuente inagotable de inspiración para sus actos de gobierno. Recordemos. Durante la dictadura militar (1976-1983) el intendente brigadier general Osvaldo Cacciatore implementó una política de erradicación violenta de las villas. Los militares llegaban por la noche, obligaban a familias enteras a subir a camiones con sus pocas pertenencias, y los dejaban en las afueras de la ciudad, perdidos en lugares que desconocían. A los extranjeros los trasladaban hasta la frontera. Luego las topadoras derribaban las viviendas para dejar la tierra arrasada. “Buenos Aires no es para cualquiera sino para el que la merezca. Debemos tener una ciudad mejor para la mejor gente”, decía Cacciatore.

La semana pasada, transmitimos nuestra preocupación por la metodología del desalojo a la que recurre Macri, en algunos casos amparado por algún fallo judicial de fiscales de dudosos antecedentes, y en otros, directamente sin más argumento que la utilización de la fuerza misma. Y hablamos de un grupo de barrabravas denominado UCEP (Unidad de Control del Espacio Público). Parece ser que, dentro de las oficinas de Bolivar 1, sede de la jefatura de gobierno porteño, las cosas están que arden. Dicen, ojo, sólo dicen, que Rodríguez Larreta, el jefe de Gabinete, quiere disolver la unidad. El responsable de la misma, el Ministro de Espacio Público, Piccardo, muy suelto de cuerpo, fumando espera y dice desconocer anomalías en el funcionamiento de la UCEP y no entiende por qué habría que disolverla, tal como lo reclamó hace casi un año la Defensoría del Pueblo de la Ciudad al propio Macri.

Y ya que lo nombramos, Macri qué dice. Nada. Calla, Y, el que calla otorga… “Los elementos que vinculan las golpizas que reciben las personas en situación de calle con la UCEP son varios: los integrantes de este grupo se identifican con remeras o camperas que dicen UCEP, repiten el modus operandi, se mueven en camionetas partner y camiones recolectores cuyas patentes están a nombre del Gobierno de la Ciudad, y todo esto lo tenemos documentado”, señalan en la Defensoría del Adjunta Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, que sigue el tema.

Pero cuidado con los competidores. El presidente del Concejo Municipal de Arroyo Seco, el justicialista Miguel Coradini, durante una sesión oficial del cuerpo llamó a los ciudadanos de esa localidad del sur de Santa Fe a “moler los huesos” y “matar a cintazos” a los menores que delinquen. Lo realmente grave del caso quizás sean las expresiones de apoyo que recibió este “defensor de los derechos humanos”, como él mismo se autocalificó. Pero más grave todavía, fueron los llamados de aprobación en las radios de de la Capital, lo que demuestra que todavía hay muchos Mauricios en la Ciudad. En otro contacto nos ocuparemos de este preocupante tema. Mientras tanto, le recomendamos a Piccardo que se apure y registre en Patentes y Marcas su escuadrón de la UCEP, que hace rato se dedica a esos menesteres, amparado por la oscuridad y la soledad de la noche oscura y silenciosa. Pero tranquilos. Mientras tanto, en Barrio Parque, el Jefe de Gobierno, duerme.

Columna publicada por Víctor Santa maría en su blog personal.

Gracias Carlos Vighi por el envio del icono y la noticia.

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