Del blog GUERRA ETERNA de Iñigo Sáenz de Ugarte
Para todos aquellos desconsolados con la derrota de Madrid en la carrera olímpica, un apunte que conviene leer:
Los planes y presupuestos de la candidatura de Londres se hicieron en una coyuntura económica completamente diferente a la actual. El Gobierno preveía contar con una importante contribución de las empresas privadas. Todo eso casi ya es historia y las finanzas públicas van a verse obligadas a poner mucho más dinero del previsto años atrás.
Ya sé que estas cosas suenan raras en España, donde las autoridades se mueven siempre a golpe de gran acontecimiento. Parece que sólo si la ciudad se convierte en sede de algo relevante, se pueden emprender los proyectos pendientes desde hace tiempo. Nadie se plantea la pregunta habitual en otros sitios: ¿nos lo podemos permitir?
Es cierto que el proyecto olímpico de Madrid estaba ya encarrilado y no podía detenerse por el inicio de la recesión. Otra cosa es si sus promotores se equivocaron o no al volver a presentarlo muy poco tiempo después de la elección de la sede de 2012.
Sin embargo, hay cosas que no se entienden. Para algunos asuntos, siempre hay dinero. Ahora se habla de que en estos tiempos de déficil desbocado (aunque las cifras definitivas no se conocerán hasta que se aprueben los presupuestos), la inversión pública en investigación científica va a tener que reducirse. Y la pregunta que me hago es la misma: ¿nos lo podemos permitir? ¿Debemos fiarlo todo a la siguiente burbuja, al siguiente gran acontecimiento preferiblemente deportivo?
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