domingo, 7 de marzo de 2010

8 de Marzo.-Igualdad de Género


Conciliación y paridad
El hecho de que las amas de casa hayan ingresado en el mercado laboral para apoyar la economía de sus familias y de que las mujeres jóvenes aumenten su presencia hace que se incremente la actividad de la mujer. La jornada a tiempo parcial repercute más en el género femenino. O el cuidado de menores, incapacitados y ancianos por obligaciones familiares o personales. La mujer está mejor formada. Pese a ello, tiene acceso a menos puestos y a peores trabajos y salarios. El mercado es mixto. La paridad sigue siendo un reto. La mujer realiza varias funciones: trabajadora, tareas domésticas, maternidad… Conciliar el empleo y la familia es cosa de dos. Ellas, sin embargo, llevan la mayor carga. La decisión de ser madre puede reducir una más amplia proyección profesional.
Lacras mundiales
La guerra contra la violencia machista no debe decaer. La represión y la explotación sexual no pueden consentirse en ningún lugar del mapa. Resulta necesario el rigor de los organismos internacionales para que la Declaración Universal de Derechos Humanos, de 1948, donde está incluida la igualdad de género, sea una total realidad en el mundo. Avanzamos y a la vez nos asalta la sensación de que hacemos un viaje a ninguna parte.
Experiencia religiosa
¿Las religiones son el mayor peligro para los derechos de las mujeres? Obviamente, las meteduras de pata de unas u otras confesiones en los Estados empujan a contestar que sí. La laicidad, pregonada por asociaciones feministas españolas en la ONU, tiene su razón en un país aconfesional como el nuestro, según se dice en la Carta Magna. La democracia y la libertad de culto implican la no imposición de disciplinas u obediencias firmes a cualquier persona. Los patriarcas de la Iglesia no se resisten a abandonar el nacionalcatolicismo, reinante en otros tiempos, y quisieran inyectárnoslo por decretazo. Lee todo el artículo de Marc LLorente

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