sábado, 18 de diciembre de 2010

SABER Y PODER

Gracias por el envio a Romina
Autoría texto: Donatella Castellani

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En 1972 el dictador Lanusse frente a la realidad de que la autodenominada “Revolución Argentina” no daba para más, pergeñó un engendro electoral, la Alianza Republicana Federal,  cuyo candidato a presidente era el brigadier Ezequiel Martínez. La campaña  lo presentaba como “el presidente joven que sabe y puede”. Ahora, en el 2010, Eduardo Duhalde lanza su candidatura presidencial con el lema  “Sabemos y  podemos”.
¿Porqué le copió Duhalde esa presentación? ¿Hay algo que sabía y podía el antiguo candidato de esa dictadura que también el bonaerense cree saber y poder?
Ezequiel Martínez, además de ser el hombre de confianza de Lanusse, era el Secretario de Planeamiento del gobierno de facto cuando ocurrió la Masacre de Trelew. Duhalde era Presidente cuando ocurrió la Masacre del Puente Pueyrredón.  De represiones sangrientas,  entonces, ambos sabían algo.
 A Duhalde, además, las masacres parecen rondarle desde siempre. En 1974 , por ejemplo, logró reemplazar al previamente derrocado intendente de  Lomas de Zamora, Pablo Tuner, cercano a la Juventud Peronista. Para ese cargo lo promovían los mismos que habían operado para derrocar a Tuner:  la ultraderecha sindical  y la revista ultrafascista El Caudillo, que el 31 de mayo de ese año decía de él: “Eduardo Duhalde tiene la oportunidad de revertir el proceso de anarquía, corrupción y marxistizacion, imponiendo a su gestión una política peronista. Los peronistas y el pueblo todo de Lomas de Zamora, mantienen una esperanzada expectativa.” Al  poco  tiempo de asumir, el 21 de marzo de 1975  ocurre en Temperley – partido  de Lomas -  la llamada Masacre de Pasco, en la cual la Triple A secuestra y asesina a nueve militantes de la Juventud Peronista. La absoluta impunidad con la que se realiza ese operativo, a la luz del día y con gran despliegue de autos Falcon, sostiene fuertemente la hipótesis de que hubo desde el municipio una “zona liberada”.
Pocos meses después, el flamante intendente, encabeza la columna que el 17 de octubre marchaba a ofrecerle su ealtad al gobierno lopezreguista cantando - en plena época en que la Triple A asesinaba a mansalva - “A la lata, al latero, queremos la cabeza de los jefes Montoneros”. Tanto la Triple A como los dictadores que asumieron al año siguiente parecieron  escucharlo. Es más, no se conformaron con la cabeza de los jefes sino que produjeron la peor masacre de la historia argentina.
Quizás por esa deuda moral, en 1993, cuando ejercía la Presidencia por un viaje de Menem, Duhalde dictó una amnistía para Luis Oscar Mao y otros jefes de la Triple A. Y más recientemente elogió y compartió micrófono con Abel Posse, el elegido por Macri para educar a los niños y defensor de la actuación patriótica de los torturadores contra  los “virus ideológicos”, la “visión trotskoleninista”, la “revolución socialguevarista”. Y Duhalde mismo aboga ahora para quel os autores de crímenes de lesa humanidad no sean sometidos a juicio.

También debe ser por esa concomitancia  con las masacres que Duhalde eligió como fecha de lanzamiento de su candidatura el 20 de diciembre: el 9º aniversario del día en que el oprobioso gobierno de De la Rúa se iba – ayudado por alguno que otro saqueíto organizado – dejando 30 muertos asesinados en las calles.
Parece innegable: de cómo tratar con “zurdos” y protestadores sociales Duhalde sabe. También, según dicen,  sabe  armar despelotes de distinto tipo para derrocar gobiernos que desea reemplazar.

Pero además él dice también poder. Debe pensarlo porque cuenta con el apoyo de otra gente que también sabe y puede. Sabe, porr  ejemplo, que”nadie hace plata trabajando”. Sabe también quemar urnas cuando contienen demasiadas boletas que no lo favorecen. Sabe mandar las barras funebreras para repartir cadenazos en un congreso de la CGT  y después reconocer en televisión :“No estábamos eligiendo la cúpula de la Iglesia, así que hubo algunos sopapos”. (Barrionuevo frente a Bernardo Neustadt, 1989). Costumbre familiar la de los sopapos, saber compartido con su esposa que también apoya a Duhalde.
Y con otros apoyos descuenta contar el candidato. Por ejemplo con la gratitud del grupo Clarín que , gracias a la pesificación asimétrica de su breve presidencia, se evitó pagar los dos tercios de sus deudas.

Frente a tantos saberes y poderes hay que preguntarse si Duhalde sabe otras cosas. ¿Sabe Duhalde que esta Argentina ya no es el país fundido y desesperado del 2001? ¿Sabe que, aunque falte mucho por avanzar, ya el país recorrió un camino importante en pos de una mayor equidad social? ¿Sabe que, a diferencia de 1975 y del 2001, hay un gobierno que es amado y apoyado por una parte grande del pueblo?

De todos modos hay que estar alerta.  Duhalde pertenece a los que si no pueden ganar en las urnas intentan ganar por knock out. Ya lo anticipó. Hay que mostrarle que en el ring hay mucha más gente de la que él cree.

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