Yo aclararía contundentemente la frase y diría “legalización de las drogas ilegales” valga muy bien y más que nunca la redundancia
Autor: Raúl Bracho
Fecha de publicación:
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Porque hay un problema
moral de por medio que no se quiere visibilizar. Hay muchas drogas que
son legales, que se recetan y se venden. Prozac y los ansiolíticos son
drogas legales, lo son las benzodiasepinas, lo son el alcohol y el
tabaco. Entonces hay que partir de esta visión antes de tomar una
posición en la discusión sobre la supuesta “legalización” que propondrán
algunos países centroamericanos en la próxima cumbre de las Américas.
Se tiende a globalizar en la palabra drogas, tan solo a las que son
ilegales, a las que comercia el narcotráfico y es un error.
El supuesto precepto moral de que las drogas son malas abarca solo a las
que se venden ilegalmente, debemos asumir que a la mayoría le parece
que el alcohol no es tan malo como la cocaína o la mariguana, solo por
una herencia cultural. Más allá de esta evaluación, insisto en que lo
malo no radica en la sustancia misma sino en que han sido convertidas en
mercancía en una sociedad de mercados y que producen ganancias tan
exorbitantes que las drogas “ilegales” son el segundo negocio más
lucrativo, después del petróleo y antes que las armas. El gran daño de
estas drogas es su oferta como negocio, más que su misma carga adictiva.
Si me preguntaran si estoy o no de acuerdo con la legalización y ello
significa que se le quita al imperio la posibilidad de acusar a los
países revolucionarios como cómplices del narcotráfico, difícilmente
estaría en contra de la legalización.
Si me preguntaran si estoy de acuerdo con la legalización y ello
significara eliminar la violencia y las innumerables muertes que produce
el narcotráfico en todos nuestros países, difícilmente estaría en
contra.
Si me preguntaran si estoy de acuerdo con la legalización y ésta
significara la eliminación de los desplazados, de los paramilitares y su
carga de muerte, seguramente diría que estoy de acuerdo.
Si me preguntaran si estoy de acuerdo con la legalización y ello fuera
garantía de calidad en las sustancias que consumen millones de usuarios
de éstas drogas y que se eliminará el daño de los agentes cortantes,
como veneno de rata, en lo que hoy se expende en el mercado, yo diría
que estoy de acuerdo.
Si me preguntaran si estoy de acuerdo con la legalización y ello
significara quitar al imperio su empoderamiento de los carteles que las
producen y la millonaria ganancia que manejan sin declarar impuestos y
que usan para financiar su intromisión en nuestros pueblos,
definitivamente que estoy de acuerdo.
El empeño que pongo en esta discusión sobre la propuesta de la
legalización no corresponde a que yo tenga una posición férrea y
ortodoxa, corresponde a que hay varias cosas pendientes de discutir.
Primero hay que discutir quien y por qué propone esta supuesta
legalización, la proponen gobernantes afines al imperio y conexos a los
capos del narcotráfico, la proponen quienes hoy ganan millones con este
mercado, por tanto no creo que se esté proponiendo otra cosa que la
legalización para comerciar estos venenos, quiera decir para empacar y
distribuir, publicitar y ofrecer, distribuir y masificar los mismos
venenos que hoy los enriquecen. Así no puedo estar de acuerdo.
Legales o no, la droga siempre está en la esquina. El daño que se podrá
evitar es el daño de violencia y desplazamiento de poblaciones que
ocasionan las mafias que las producen, que son casi siempre los mismos
poderes que dicen combatirla, pero el daño a quienes las consumen
seguirá igual o aumentará, entonces no puedo estar de acuerdo.
Legales o no, las drogas de que se hablan seguirán siendo adictivas y
por tanto produciendo adicción en un porcentaje alto de quienes las
consuman, tarde o temprano. Entonces no estoy de acuerdo.
Hablar de legalizar debe abarcar las dos caras de la moneda, eliminar el
daño social, la violencia, los desplazados y la excusa imperial para
invadirnos así como también el daño que produce su consumo y sus efectos
devastadores. Hablar de legalización debe implicar que sea el estado
quien asuma su producción y distribución, no la empresa privada que hoy
se babea ante la posibilidad de volver a tener su mercado, como ya lo
tuvo laboratorios MERK con la cocaína. Hablar de legalización impone
hablar de programas de información, de rehabilitación, de atención y de
inclusión a quienes están consumiendo, obliga a alertar a la población
que estas sustancias que podrán adquirir solo en farmacias, son dañinas y
causan esclavitud a sus consumos. Legalizar es para controlar e ir
reduciendo el terrible daño que ocasionó un mercado durante estos
cincuenta años.
Quienes propondrán la legalización hablan de cuarenta años de fracasos
en la supuesta “guerra a las drogas” Eso es una gran mentira, todas y
todos debemos tener claro que el Plan Colombia, el Plan Córdova y las
invasiones a Irak y Afganisthán, no fueron cuarenta años de guerra
contra nada sino cuarenta años de apropiación de cultivos, laboratorios y
mercados de esta gran industria `por parte del imperialismo y sus
ejércitos.
Debe haber una postura socialista, por ello escribo mis opiniones que
son absolutamente personales, para que se inicie una discusión desde
quienes creemos en la nueva sociedad y que tengamos argumentos para
enfrentar las propuestas que escucharemos en pocas semanas pidiendo la
legalización.
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