miércoles, 23 de mayo de 2007

Gracias , Espíritu Santo.




Octavio Echevarría
Cuando chico, me quedaba perplejo ante el rubro "agradecimientos" de los diarios. Una o dos personas, a las que yo reputaba como muy extraños, dejaban un lacónico "gracias, espíritu santo" o "virgen maría" y firmaban con iniciales. Esas páginas marginales han dejado de ser lo que eran gracias a los oficios de quien llaman "el santo de las causas urgentes", San Expedito. Entiendo que en la posmodernidad no hay cosa que no sea urgente, con lo que el mentado Expe le pasa el trapo a todo el panteón tradicional católico. El caso es que este mediador ocupa líneas y líneas en el otrora oscuro rubro clasificado, relegando a Jesús y su misterio trinitario a un comodísimo segundo puesto (o tercero, en épocas cercanas al Gauchito Gil). Y no cuento sobre su presencia en pasacalles, como actos de fe de dudoso valor estético.
Jesús instauró, acaso sin quererlo, el discurso social más influyente de occidente. Expedito ha fundado, acaso por un error involuntario, el mito religioso fast-food más interesante que me ha tocado ver.
Ahora he conseguido la imagen. Hasta ayer, cuando tenía necesidad de una gracia urgente, le pedía a la sota de oros, que se parece bastante...

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