En Marcha. Lejos de la imagen de los pacíficos kollas norteños, hoy las comunidades originarias se movilizan en torno al reclamo por la propiedad de las tierras que habitan desde hace años.
"El fenómeno generado en Bolivia al asumir un presidente aymará (Evo Morales) tiene que ver con una concepción filosófica en el mundo andino. Se trata de un cambio muy profundo que sucede cada 500 años, es el llamado Pachacuti: una transformación en la relación del hombre con la naturaleza. Los años de la conquista llegan a su final", advierte Oscar Flores, profesor de historia a quien sus vecinos de Tilcara, en Jujuy, conocen como Tupac. Ese cambio implica la reconstrucción de una identidad, proceso íntimamente relacionado con la recuperación de las tierras que habitaron los habitantes originarios de la región. "Para recuperar la identidad cultural es necesaria la tierra, madre y organizadora de nuestro sistema social en comunidades. Respetamos la propiedad privada occidental, pero queremos que nos devuelvan las tierras que habitábamos", afirma Flores.
"Vivimos un proceso de reorganización, nuestro origen fue resguardado oralmente en el sur boliviano, Jujuy, Salta y el norte de Tucumán. Esa región del noroeste de la actual Argentina era parte del Kollasuyo, provincia sureña del Tawantinsuyo, el antiguo imperio inca", explica el profesor de historia y también militante de una comunidad originaria de Tilcara.
"Nuestros amautas, sabios del mundo andino, afirman que a pesar de que quisieron imponer otra cultura, tenemos lo ancestral en nuestra sangre. Se trata de la cultura kolla, respetuosa de la naturaleza y de la tierra", asegura Flores, de 46 años.
Mientras difunde la historia de la región, al recorrerla como guía y baqueano en el tiempo, Tupac explica que "el Pachacuti representa un profundo cambio en el hombre, un renacer originado en el fenómeno climático y un movimiento social que transforma las conciencias".
Sus dichos tienen un correlato con un tema que gana espacio en los debates. Antiguas predicciones presagiaban trascendentales sucesos a partir de 2012 y quienes las sostienen la ven confirmada en textos de la Biblia, Nostradamus (Suiza, 1493-1541) o Paracelso (Francia, 1503-1566) alertan sobre el fin del mundo.
Pero los mayas citaban a diciembre de 2012 como fecha clave. No predecían una hecatombe, pero advertían que el respeto por la naturaleza sería esencial para sobrevivir. Hoy, el calentamiento global, las sequías, los incendios forestales, tsunamis y sismos dejaron de ser amenazas para convertirse en realidad.
Oscar Flores dice que "la concepción maya no habla de una catástrofe sino de una vuelta al equilibrio. Sería adverso para el mundo occidental, pero no para las comunidades que protegen el espacio vital en el que vivimos".
Tilcara, lugar de nacimiento y residencia actual de Tupac, no es meramente un lugar turístico enclavado en plena Quebrada de Humahuaca. Es un sitio de memoria.
Al sur del Tawantisuyo
La Quebrada de Humahuaca está ubicada a 39 kilómetros de San Salvador de Jujuy, por la ruta 9, y sus sierras coloreadas por variados minerales trepan a los dos y cuatro mil metros.
Los habitantes originarios de esa región son los omaguacas (cabeza de toro). Constituían un grupo de parcialidades: punamarcas, tilcaras, tumbayas, maimarás, puquilés, ocloyas y uquías. Aquellos pobladores utilizaban en la agricultura la irrigación artificial y andenes de cultivo; eran pastores, cazadores, alfareros, tejedores y practicaban la metalurgia.
Los originarios habitaron la zona entre los años 1000 y 1480. Pero entre 1460 y 1493, el Tawantinsuyo (imperio inca) ocupó el altiplano, parte del norte de Chile y el noroeste argentino hasta Mendoza. La Quebrada pasó a ser parte del Kollasuyo (provincia del sur). Luego, a fines del siglo XVI, los españoles dominaron la región y para denominarla adoptaron el término Kolla.
Esa irrupción colonizadora chocó con la férrea resistencia de los originarios, además de parcialidades chichas de Bolivia, asentados en la zona, con su lengua quichua.
Toda esa región es hoy un enorme yacimiento de la memoria: pucarás, antigales y pinturas rupestres, además de las vigentes celebraciones comunitarias y ritos fúnebres, dan cuenta de una historia que los conquistadores no pudieron borrar.
Herencia de los amautas
Tilcara es un antiguo asentamiento omaguaca. Ubicada a 85 kilómetros al norte de la capital jujeña y a orillas del río Grande, fue levantada con piedras y adobe a 2465 metros de altura.
"Mis padres, abuelos y yo nacimos en Tilcara. Estudié ingeniería en Córdoba, pero al tiempo alguien me hizo pensar más en mi tierra. Regresé y en 1989 conocí a los amautas, ancianos que atesoran los valores ancestrales de nuestra cosmovisión y que intentan juntarnos", resalta Tupac, apodo que asumió como un compromiso con su comunidad y su tierra.
"A 500 años de la conquista —sostiene—, los originarios iniciaron un proceso de reafirmación, no folclórico, sino como una necesidad de retomar lo que se nos había negado. Así empezamos a reencontrarnos y organizarnos".
Ese proceso de reafirmación tiene su correlato político. "Los amautas reclamaron por nuestras tierras ante las Naciones Unidas en 1999. Así se logró que reconocieran la preexistencia de nuestros pueblos, su autonomía y organización. Cada país de la ONU debió amoldar sus constituciones a esa realidad. Con la reforma constitucional de 1994 se determinó que el Estado argentino debe ser pluriétnico. Pero falta reglamentar los dichos, y siguen los conflictos por las tierras".
Madre naturaleza
"Para recuperar la identidad cultural es necesaria la tierra, madre y organizadora de nuestro sistema social en comunidades. Respetamos la propiedad privada occidental, pero queremos que nos devuelvan las tierras que habitábamos", afirma Tupac. Y esas convicciones pueden verificarse en la veneración a la Pachamama (madre naturaleza), figura que representa un tiempo y un espacio propios en la concepción de los pueblos andinos.
El profesor en historia remarca que "en algunos relatos occidentales, como las crónicas de los encomenderos, se dice cómo los conquistadores usaron las tierras y se revela la represión a las comunidades. Las encomiendas se otorgaron por dos generaciones, pero luego fueron hereditarias y los españoles se arrogaron el derecho de ocupar la tierra y evangelizar. Desconocían que la tierra no era pertenencia de alguien, sino que eran comunitarias". En Tilcara se palpa que la conquista aún es resistida. Hoy los nuevos invasores tienen otros rostros y ocupaciones: son inversores en minería, agua y atracciones turísticas. Pero como los del pasado, aspiran a quedarse con la tierra.
Sobre la recuperación de tierras, que en el caso de mapuches fue reprimido por el gobierno chileno, Tupac aclara: "Siempre hubo represión, sucede que ahora no hay tanto silencio".
Patrimonio empresarial
Tilcara, ya nombrada en 2001 "Ciudad Indígena", fue designada en 2003 Patrimonio de la Humanidad. Para Tupac las iniciativas para preservar la identidad ante el riesgo de cambiar su espíritu son "una concepción capitalista". Se trata de "un negocio inmobiliario con terrenos que el Estado considera como fiscales, pero que en la reforma de la Constitución se estableció que son parte del espacio vital de nuestra cultura", dice el militante jujeño.
Pareciera que se preserva y rescata la zona para las inversiones comerciales. "Vienen grupos empresariales y las comunidades son marginadas a zonas urbanas periféricas por no poder acceder a lotes revalorizados. Otros pobladores son acosados por compradores y aparecen agentes con títulos de propiedad para desalojar a los habitantes que por vivir en comunidades nunca recibieron papeles, a pesar de las promesas", sostiene Tupac.
El sociólogo salteño Pedro Marcelo Ibarra resalta que los reclamos de las comunidades se originan al resurgir "un proceso de identidad muy fuerte, algo que también está relacionado con la tarea del obispo (Pedro) Olmedo, quien desde hace años impulsa un trabajo social en Humahuaca". Para él, "la declaración de patrimonio de la humanidad a la Quebrada profundizó el conflicto por la tierra".
A la vez, Ibarra explica que esa búsqueda se refuerza con lo que "en sociología llamamos proceso de endogénesis. Es el retorno: la mano de obra que emigró en busca de trabajo tuvo que regresar tras la crisis".
Ese movimiento en la migración, unido a la perspectiva a futuro que plantea un presidente aymará en la vecina Bolivia, abroquela aún más a los descendientes de los habitantes históricos de la zona. "Son 500 años de toma de conciencia: hoy el poder es cuestionado", dice Tupac.
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