" Loca, oíme una cosa que te digo de puto a “géi” y en un lenguaje de locas para que nadie piense que te discrimino por preferencia sexual. Ni ahí, porque ese no es el puto ni el punto de la cuestión. Vos sabés que los putos cosemos y los “géis” bordan, esa es la diferencia de ver el mundo; es una cosmovisión. No podés, así, libre, públicamente y sin ningún fundamento, catalogar o diagnosticar una patología mental a una mandataria que tiene 40 millones de almas a su cargo por decisión de una mayoría a la que le tenés asco. Porque si de catalogar se trata, vos sos una vieja perversa y nadie te dice nada. Voté a esta presidenta pero de “K” no tengo nada porque nunca pude ser “ista” de nada ni de nadie, pero fijate que abusás de una libertad de expresión nunca antes vista en este país, y cuando uno abusa es porque no reconoce límites; los ve pero hace como que no están. Y negar el límite es una patología de esas que tanto te gustan, y de Freud para acá, se llama perversión. Fijate que te estás transformando en una loca perversa, tan perversa como la realidad cotidiana que padecen los negritos villeros que se fuman un porrito o se clavan una rayita de más para escapar de la agenda que vos intentás imponer desde el multimedio que te da de morfar. Si aplicaras esta tu conducta en la madre patria del Norte que tanto amás, ya te hubieran dado quince años en Guantánamo por atentar contra una Nación. ¿Ves cuán amplios somos todavía la negrada acá?. Tenés casi sesenta pirulos, una vida “normalita” para disimular tu preferencia indisimulable ante cámara, te casaste ya veterana por la Ley de matrimonio igualitario y gracias a la yegua montonera…entonces, loca, dejate de joder. Ya estás grande, no seas ridícula y relajate un poco. De onda te digo.
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