por Pedro Honrubia
Como los perros del experimento de Seligman, aunque
suframos y nos duela ser lo
que somos dentro del capitalismo, hemos renunciado por
completo a escapar de él,
y hemos aprendido a no luchar por ello, sino simplemente
a resignarnos en nuestro
dolor y nuestro sufrimiento...
1 No vale la pena hacer nada, porque haga lo que haga
nada cambiará .
Martin Seligman (1991)se preguntó qué motivaciones
llevaban a las personas a
reaccionar de diferente manera ante las adversidades que
van encontrando en sus vidas.
Mientras unas personas son capaces de enfrentarse a sus
problemas sin venirse abajo
por muy duros que estos fueran, otras son incapaces de
hacer frente a los mismos sin
hundirse, por pequeños que sean.
El autor, en sus investigaciones, trató de buscar en las
propias experiencias vitales de las
personas una respuesta a dicho interrogante. Una de sus
conclusiones fue que las
personas, sobre todo en etapas tempranas de la vida,
cuando se han visto acorraladas en
situaciones altamente aversivas ante las cuales no podían
reaccionar o huir, aprenden a
sentirse desamparadas y a dejar de confiar en su propia
valía para poder escapar de los
problemas que tengan que afrontar. Es decir, uno aprende,
consciente o
inconscientemente, a quedarse paralizado frente a
determinadas situaciones
problemáticas ante las cuales parece no haber salida: se
aprende a ser indefenso apriori.
Este desamparo aprendido, esta indefensión apriori, está
acompañado además de
pensamientos destructivos, que finalmente son los que
ejercen como determinantes
finales de las conductas que los sujetos asumen cuando
deben hacer frente a algún
problema, especialmente cuando este parece no tener una
solución fácil. Las conductas
que acaban por asumir las personas que se encuentran en
esta situación, según el
mencionado autor, son: la reacción de bajar los brazos y
darse por vencidas, el no
asumir la responsabilidad de producir cambios y el no
contestar frente a las
adversidades.
En pocas palabras, estas personas aprenden a enfrentar
sus problemas, especialmente
cuando estos son graves y de difícil solución, con
resignación absoluta y a no hacer
nada para salir de ellos. Esto sucede, según Seligman,
porque han construido, sin
quererlo, una paralizante teoría: la creencia de que no
vale la pena hacer nada, porque
haga lo que haga nada cambiará.
¿Les suena de algo semejante pensamiento?, ¿tiene alguna
relación con el normal
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